domingo, 28 de febrero de 2010

EL MANIQUI

Todos los días caminando hacia el trabajo, me paraba a ver el escaparate. Me llamaba la atención aquel maniquí que todas la semana cambiaba de vestuario. Era elegante y de piel morena, pero sus ojos tenía un punto invisible, mirada perdida y desconectado del mundo, un mundo que gira a su alrededor sin conocer los colores de la vida, ajeno al tiempo mientras una variedad de vestuario cubre su cuerpo. Pobre maniquí sin sonrisa y sin muecas, como si su alma estuviera muerta.
Me imaginaba al maniquí fuera de escaparate, con ese porte
tan guapo...seguro que seria feliz ¿o no? Estaría casado o sería modelo o un pobre diablo.
Extraño maniquí que nunca puedo dejar de mirar.

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